Los que navegan por mi mar...

viernes, 20 de enero de 2012

Cuántas veces por amor ponemos en juego nuestra dignidad.
Permitimos que nos humillen, que nos desprecien, dejamos que jueguen con nuestros sentimientos.

Mi corazón te entregué, puse mi cuerpo a tu disposición, aún a sabiendas que no lo valorabas, mi tiempo dejó de exisir si no estabas a mi lado. Mi vida entera estaba centrada en ti. Y todo ¿para qué?. Ni me mirabas, no veías más allá de tus ojos, nunca viste mis manos en tu piel, ni sentiste mi corazón junto al tuyo latir. Cuando cada uno de mis movimientos iba encaminado a tu bienestar, te alejabas pensando que tu tiempo queria controlar.
Tu presencia era todo lo que necesitaba para ser feliz, pero yo era un estorbo que no te permitía seguir. Negabas mi presencia ante el mundo, mientras mi mundo se reducía a ti.

Hoy todo cambió. Hoy lloras por los rincones buscando mi presencia, una presencia que ya nunca tendrás.
Todo te di, nada quisiste. Hoy que nada te doy, suspiras por el más mínimo acercamiento, por una mirada, un gesto... Pero hoy ya todo cambió. Tengo mi propia identidad, recuperé mi vida, mi mundo y gracias a tus desprecios recuperé mi dignidad.
Hoy soy fuerte, segura, hoy me quiero y me respeto, ya no te creo, ya no te quiero, nada puedes hacer, nada puedes decir. Sólo despedirte de mi.

2 comentarios:

  1. Excelente amiga! sabes por qué? porque por amor llegamos muchas veces hasta perder la identidad, porque damos todo de nosotras pero, siempre ese pero.. que nos inunda no comprenden . Más cuando se dan cuenta de que han perdido mucho llega el intento de perdón , pero nos han consumido la autoestima en mucho de los casos, Es entonces el momento de aprender a caminar de frente, solas pero siempre seguras de que en la vida nada pero nada vale que se nos menosprecie. Muy buen escrito desde el alma herida primero pero recuperada después. Me gusta leerte es bueno me identifico en mucho. Seguiré llegando a tu casita querida amiga con mucho gusto_! un beso y mi amistad!

    ResponderEliminar
  2. Gracias maria susana encantada de recibirte en mi casita, como una amiga querida que puede entenderme desde el alma de mujer que también ha sufrido. Besos.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu comentario. Me gusta saber que has pasado por aquí.